Te cuento por qué las actividades clásicas de material para clases de conversación ELE no funcionan para hacer hablar a tus alumnos de verdad y qué tipo de propuesta SÍ genera fluidez en español.

Si llegaste buscando una lista de materiales, te entiendo. Yo también recorrí esa etapa: descargar, imprimir, copiar, pegar… hasta que me di cuenta de que no era eso lo que mis alumnos necesitaban.
Durante años, coleccioné listas, PDFs, propuestas sueltas… y aún así, muchas clases me dejaban esa sensación incómoda: ¿realmente aprendieron algo hoy? Lo que descubrí después es que no necesitaba más recursos: necesitaba un sistema que los ordenara y me ayudara a tomar mejores decisiones como profe.
En este post te cuento qué pasa cuando enseñás conversación sin una estructura detrás. Y por qué construir un sistema te devuelve tiempo, confianza y resultados.
🔹 Los materiales para clases de conversación ELE tradicionales
En muchos casos, las clases de conversación son encaradas como simples clases de apoyo, apenas para ayudar a mejorar la expresión e interacción oral de los estudiantes.
Es frecuente que para este tipo de clases contraten «tutores», con menos cualificaciones que las que se le exigen a los «verdaderos profesores». En ellas, se proponen temas para hablar, el alumno tiene la oportunidad de dar su opinión, contar su vida, en fin, interactuar con una persona más competente en el idioma. Y no va mucho más allá de esto.
Por eso, muchos de los materiales para clases de conversación ELE se basan en una lista de preguntas abiertas para disparar la discusión, como por ejemplo:
- ¿Cuáles son tus planes para el próximo verano?
- ¿Existe la amistad entre el hombre y la mujer?
- ¿Piensas que la inteligencia artificial nos va a dejar sin trabajo?…etc.
🔹 Por qué las preguntas abiertas no funcionan
Las preguntas abiertas sirven para explorar lo que el estudiante ya sabe, pero si lo que buscamos es una respuesta sustanciosa, que mantenga la conversación fluyendo, rica en contenido y léxico, tenemos que utilizar otras técnicas.
Seguramente ya te habrá pasado en clase que le lanzas una pregunta a un estudiante y…nada. «No sabe o no contesta», se paraliza. O responde apenas con monosílabos. Mientras tú te preguntas, ¿cómo es posible que esta persona no haya hecho nada, no le interese nada, no le guste nada??
Y así la clase se arrastra penosamente, miras el reloj y pasaron solo diez minutos. Todo lo que habías preparado ya se consumió porque es más fácil sacarle jugo a un ladrillo que hacer hablar a este sujeto.
Esto pasa porque una pregunta abierta plantea un nivel de desafío alto para un estudiante del idioma al que le cuesta hablar. No es su culpa, ni siquiera entiende bien qué le pasa ni por qué le pasa.
Una pregunta abierta no contiene en sí misma los elementos lingüísticos necesarios para responder, exige entender, procesar el lenguaje y transformarlo para poder formular una respuesta. Y eso puede paralizar al estudiante por varios motivos:
❌ No entiende del todo la pregunta
❌ No sabe cómo responder usando las palabras que ya conoce
❌ Le faltan ideas, no tiene contenido para aportar
❌ No identifica dentro de sus experiencias lo que puede ser interesante para compartir
❌ Le falta vocabulario específico
❌ No ha visto ejemplos de respuestas posibles para guiarse
❌ Necesita más tiempo, nunca se había puesto a pensar en esto
❌ Le faltan estrategias adecuadas
Y el resultado: silencio incómodo y frustración de ambas partes. En lugar de fortalecer su autoestima y autoconfianza, el estudiante se queda con la sensación negativa de “no se me da bien el español”.
🔹 Qué necesita realmente el alumno
Si queremos dejar de obtener monosílabos, hay que saber cuándo y cómo emplear la pregunta abierta, además de dominar otras técnicas que permitan:
✅ Activar conocimiento previo y sacarle más partido a lo que ya sabe.
✅ Generar ideas interesantes para conversar aunque no tenga grandes cosas que contar.
✅ Tener modelos y muestras de lengua que lo inspiren.
✅ Escuchar y leer primero (input comprensible), antes de hablar.
✅ Practicar oralmente para adquirir y automatizar las frases.
✅ Repetir y reformular para hacerlo mejor en cada nuevo intento.
✅ Notar su propio progreso clase a clase.
Eso no se logra con clases sueltas basadas en una colcha de retazos de diferentes materiales. Se hace a partir de un sistema bien pensado, que respeta el proceso natural de adquisición de lenguaje.
Tu clase necesita una estructura definida, un modelo que ayude al alumno a opinar y contar sus experiencias en español, haciendo que note una diferencia sustancial entre su performance al principio de la clase y al final de la misma. Que vea que tu clase le ayuda a ampliar su capacidad de expresarse.
Un modelo de secuenciación de la clase con etapas bien diferenciadas, cada una con un objetivo bien claro, para llevar al alumno del punto A al punto B.

En el punto A, al comenzar la clase, tu alumno no sabe cómo dar su opinión sobre un tema como “las redes sociales”: no tiene vocabulario suficiente, se traba, duda. Pero al final de la clase —el punto B—, ese mismo alumno es capaz de decir: “Creo que las redes sociales son adictivas. Uso Instagram todos los días. Me gusta, pero a veces pierdo mucho tiempo. Prefiero leer o salir con amigos. No me interesa TikTok.”
🧠 ¿Qué cambió? No se le pidió que memorice frases. Se lo expuso a input comprensible, se activó su conocimiento previo, se trabajó vocabulario clave en contexto, y se guió la producción final de manera natural.
Eso es lo que hace un sistema. No más clases parche. Clases con intención.
🔹 Qué hago yo (y por qué cambió mi enfoque)
En vez de seguir compartiendo materiales sueltos, decidí crear un sistema que guía al profe para estructurar clases conversacionales sin estrés, sin improvisar, y sobre todo, sin dejar solos a los alumnos.
Aquella primeras clases de conversación que publicaba en este blog me han dado una base firme y han sido una pieza clave en la elaboración de mi sistema actual. Estas clases de conversación evolucionaron y están siendo actualizadas con el nuevo enfoque de Didáctica de ELE: basadas en historias, personalización y etapas claras para secuenciar la clase.
Puedes ver una muestra aquí: clase de conversación de muestra
Esta y muchas otras del mismo estilo ahora forman parte de un sistema estructurado, pensado para que realmente puedas ver resultados palpables con tus estudiantes.
Están incluidas como bonus dentro del curso, donde además aprendés a diseñar tus propias clases con lógica y fluidez.
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💡 Aprenderás cómo usarlo para activar el habla, guiar la práctica y ver resultados reales.
Ya no tendrás que estar buscando material. Estás invitado a un sistema probado, que funciona con principiantes, intermedios, avanzados, y con profes que quieren enseñar con sentido.