En este post te cuento la influencia que ha tenido el MCER (Marco Común Europeo de Referencia para las Lenguas) en mi vida profesional, qué me cambia, por qué lo uso, y cómo lo uso, con algunas sugerencias que a lo mejor te sirven a ti también…
Cuando llegó, allá por 2002, fue toda una novedad. De lo que se hablaba era sobre todo de los niveles de competencia: A1, A2, B1, B2, C1 y C2. La verdad es que me encantó tener un padrón unificado a nivel internacional para hablar de niveles de proficiencia de una forma que fuera comprensible por todos.
Porque antes de eso, era el caos: inicial, básico, elemental, pre y post intermedio, intermedio bajo, medio y superior, avanzado, recontra avanzado y super avanzadísimo de la legión de los hispanistas de honor… 😀
Pero, bromas aparte, el MCER tiene unas utilidades fantásticas además de los niveles. Paso a enumerar las principales para mí, sin perjuicio de que puedan existir muchísimas más:
1. Podemos usar una nomenclatura padrón internacional para hablar de niveles.
Esta es quizá la utilidad más aparente. Sabemos exactamente de qué nivel estamos hablando cuando decimos A1, A2, B1, B2, C1 y C2. Si un estudiante viene de otra institución, es mucho más fácil saber en qué nivel matricularlo cuando todos usamos el mismo sistema.
Todos los exámenes internacionales de los principales idiomas han establecido sus equivalencias a la nomenclatura del Marco, por ejemplo, el FCE (First Certificate of English), de Cambridge, es nivel B2. El ECCE (Examination for the Certificate of Competency in English), de Michigan, también es de nivel B2. Los DELE (Diplomas de español como lengua extranjera) del Instituto Cervantes, corresponden a los 6 niveles del MCER.
Si sos nuevo en esto y te estás enterando ahora de la existencia del MCER y de los niveles, dejá todo lo que estés haciendo y ¡a ponerte al día! Aquí tenés el texto completo del documento.
2. Podemos describir y promocionar cursos de una forma más profesional.
Al usar los niveles de acuerdo al Marco, transmitimos la idea de que la propuesta académica está basada en criterios sólidos, lo que confiere mayor credibilidad, prestigio y respaldo.
Todo curso serio, diseñado con responsabilidad, toma en cuenta el trabajo del Consejo de Europa, que reunió decenas de especialistas en enseñanza de segunda lengua y lengua extranjera para producir como resultado el MCER, que recoge las mejores prácticas y los mayores avances en nuestra área.
3. Podemos sentirnos más capacitados para nivelar y evaluar.
Llevo años utilizando los descriptores del MCER para aplicar pruebas de evaluación de nivel, y puedo decir que el propio uso del instrumento facilita la tarea. Los niveles de proficiencia siguen el criterio de un abordaje orientado a la acción, describiendo el nivel de un aprendiente en base a lo que éste puede hacer. Por ejemplo, para describir la fluidez de un aprendiente de nivel A2:
Se hace entender con expresiones muy breves, aunque resultan muy evidentes las pausas, las dudas iniciales y la reformulación.
Para cada destreza, el MCER ofrece tablas con descripciones de conductas objetivas, observables, que permiten medir en forma muy efectiva el desempeño de un estudiante. Nada de listas de temas de gramática, como se hacía antes ( tipo «en el nivel 1 tiene que saber el presente y el pasado»). Eso quedó en el olvido, felizmente. Hay que prestar atención a muchos otros aspectos: fluidez, uso de estrategias, habilidades de interacción, etc.
Tengo las tablas siempre a mano y las consulto muchísimo; este hábito sumado a la experiencia me ha permitido familiarizarme mucho con los 6 niveles de competencia. Recomiendo imprimir el texto del MCER y encuadernarlo, que contiene todas las tablas. Aquí tenés el texto completo del documento, por si no lo viste en el punto 1.
4. Podemos poner comentarios épicos en informes y reportes.
Una de nuestras tareas como docentes es dar retroalimentación: corregir trabajos, tratamiento del error, poner una nota y escribir comentarios en boletines, reportes, redacciones, etc. A mí me gusta comentar lo que han hecho bien, para estimular por la positiva.
Pero, ¿no te ha pasado de quedarte «sin letra»? Llega un momento en que no sabés más qué poner. Y no quiero caer en las clásicas «se valora su esfuerzo» o «puede y debe rendir mucho más», que me parecen horribles.
Inspirada en los descriptores del MCER, puedo escribir cosas como:
Te has expresado correctamente. Dispones de un repertorio básico de palabras y frases sencillas relativas a tus datos personales y a situaciones concretas. ¡Te felicito!
Produces un discurso claro, fluido y bien estructurado, con el que demuestras un uso controlado de estructuras organizativas, conectores y mecanismos de cohesión. ¡Adelante siempre!
Eres capaz de iniciar, mantener y terminar conversaciones sencillas cara a cara sobre temas cotidianos de interés personal. Puedes repetir parte de lo que alguien ha dicho para confirmar la comprensión mutua, y todo eso es muy bueno. ¡Estás haciendo importantes progresos!
5. Podemos crear programas de cursos y redactarles objetivos espectaculares.
Los objetivos de un curso son buenos cuando son medibles, observables y están redactados en términos de lo que el estudiante va a lograr. Como los descriptores del MCER especifican lo que el aprendiente es capaz de hacer cuando posee determinado nivel, son perfectos para redactar adónde queremos llegar con un curso. Sólo basta escribir antes: «Al finalizar el curso, el aprendiente será capaz de…». Veamos un ejemplo.
Pongamos que queremos diseñar un curso de conversación para el nivel B1. Entonces, vamos a buscar en las tablas del MCER el descriptor correspondiente a Hablar / Interacción oral para el nivel B1:
Sé desenvolverme en casi todas las situaciones que se me presentan cuando viajo donde se habla esa lengua. Puedo participar espontáneamente en una conversación que trate temas cotidianos de interés personal o que sean pertinentes para la vida diaria (por ejemplo, familia, aficiones, trabajo, viajes y acontecimientos actuales).
Con base en el mismo, podemos redactar los objetivos del curso de conversación de la siguiente forma:
Al finalizar el curso, el aprendiente será capaz de: a) Desenvolverse en casi todas las situaciones que se le presentan cuando viaja donde se habla español. b) Participar espontáneamente en una conversación que trate temas cotidianos de interés personal o de la vida diaria: familia, aficiones, trabajo, viajes y acontecimientos actuales.
6. Podemos diseñar fácilmente tareas efectivas para pruebas de evaluación.
En la misma línea de pensamiento del punto anterior, ya que el MCER describe lo que el alumno es capaz de hacer, nada más fácil que crear una tarea en la que tenga que hacer lo que allí se especifica.
De esta forma, es más fácil evaluar y además la evaluación se hace con una didáctica apropiada, midiendo realmente la competencia comunicativa, en lugar de las clásicas actividades de múltiple opción que evalúan exclusivamente conocimientos de gramática. Como ejemplo, una propuesta de evaluación con base en el siguiente descriptor:
Expresión oral, Hablar en público, Nivel B2: Realiza con claridad presentaciones preparadas previamente, razonando a favor o en contra de un punto de vista concreto, y mostrando las ventajas y desventajas de varias opciones. Responde a una serie de preguntas complementarias con un grado de fluidez y espontaneidad que no supone ninguna tensión para sí mismo ni para el público.
Entrevista de evaluación oral nivel A2. Tarea:
Parte A. El estudiante recibe una lámina con una fotografía, un breve texto y un título, sobre un tema determinado (por ejemplo, La generación canguro). Dispone de 20 minutos para leer, reflexionar y preparar una breve presentación sobre el tema, de 2-3 minutos. En la presentación, expone las ideas principales y da su opinión a favor o en contra, explicando ventajas y desventajas.
Parte B. A continuación, el profesor va haciendo preguntas para generar interacción: ¿es difícil para un joven independizarse de los padres? ¿crees que un joven realmente madura cuando se va a vivir solo?…
7. Podemos hacer las clases más efectivas.
El uso de los descriptores del marco acaba reflejándose em la metodología y didáctica que usamos en clase. La gramática está en función de la comunicación, deja de ser la preocupación central. El abordaje es orientado a la acción: al medir niveles con base en lo que el aprendiente puede hacer, nos obligamos a adoptar una metodología más activa en clase, con simulaciones, juegos de roles y prácticas de interacción en diferentes situaciones simulando las necesidades del mundo real.
Mis clases ganaron en variedad y novedad cuando comencé a utilizar las sugerencias didácticas del texto del documento, que contiene listas de actividades para cada destreza y/o competencia. Transcribo aquí el índice de contenidos de dos capítulos del MCER que me parecen fundamentales:
CAPÍTULO 5: LAS COMPETENCIAS DEL USUARIO O ALUMNO
5.1. Las competencias generales
5.1.1. Conocimiento declarativo (saber)
5.1.2. Las destrezas y las habilidades (saber hacer)
5.1.3. La competencia «existencial» (saber ser)
5.1.4. La capacidad de aprender (saber aprender)
5.2. Las competencias comunicativas de la lengua
5.2.1. Las competencias lingüísticas
5.2.2. La competencia sociolingüística
5.2.3. Las competencias pragmáticas.
CAPÍTULO 6: EL APRENDIZAJE Y LA ENSEÑANZA DE LA LENGUA
6.1. ¿Qué tienen que aprender o adquirir los alumnos?
6.1.3. La competencia plurilingüe y la competencia pluricultural
6.1.4. Variedad de objetivos en relación con el Marco de referencia
6.2. Los procesos de aprendizaje de lenguas
6.2.1. ¿Adquisición o aprendizaje?
6.2.2. ¿Cómo aprenden los alumnos?
6.3. ¿Qué puede hacer cada tipo de usuario del Marco de referencia para facilitar el aprendizaje?
6.4. Algunas opciones metodológicas para el aprendizaje y la enseñanza de lenguas modernas
6.4.1. Enfoques generales
6.4.2. El papel de los profesores, los alumnos y los medios audiovisuales en el aprendizaje y la enseñanza de lenguas
6.4.3. El papel de los textos en el aprendizaje y la enseñanza de lenguas
6.4.4. El papel de las tareas y las actividades en el aprendizaje y la enseñanza de lenguas
6.4.5. El desarrollo de la capacidad del alumno para utilizar estrategias comunicativas
6.4.6. El desarrollo de las competencias generales
6.4.7. El desarrollo de las competencias lingüísticas
6.4.8. El desarrollo de la competencia sociolingüística
6.4.9. El desarrollo de las competencias pragmáticas
6.5. Los errores y las faltas….
8. Podemos trabajar en grupo – crear y compartir es más fácil con un standard común
Basta ver los artículos publicados en revistas digitales como MarcoELE, RutaELE, sitios como TodoELE y muchos más, donde profesores de español como lengua extranjera de todo el mundo publican secuencias didácticas y actividades clasificadas por nivel. A través de una búsqueda en Google, podemos obtener rápidamente una variedad de material y recursos para el nivel que nos interesa.
Estas han sido algunas de las utilidades que me vienen en mente, pero seguramente hay muchísimas más. Ahora me gustaría conocer tu experiencia: ¿usás el MCER? ¿Cómo y para qué lo usás? ¡Espero tu opinión en los comentarios!
4 comentarios en “Diferentes formas de usar los descriptores del MCER”
Muchas gracias, Heriberto! Seguro que hay muchas formas más de utilizar este material!
FELICIDADES!, el artículo explica muy bien las formas de de utilizar los descriptores. Los ejemplos son claros y muy adaptables a otras situaciones. Realmente me fue muy útil y convincente. Exhorto a que se mantengan así.
Muy bueno tu artículo. Consolida mi trabajo.
Hola Rosa, me alegro mucho de que te haya gustado, gracias por tu respuesta!